Yo soy Manon. Tengo 26 años y soy una de las pocas mujeres en esta disciplina. Aunque no vengo de una familia de pescadores, la pesca siempre ha sido parte de mi vida. Empecé muy joven, solo con mi sedal y el río que corría cerca de mi casa. Todo lo aprendí en el trabajo, practicando y gracias a algunos consejos aquí y allá, dados por pescadores más experimentados.

Definitivamente el agua es mi elemento. Además de la pesca, soy instructor de wakeboard y esquí acuático. Es un trabajo estacional que me permite viajar a los cuatro rincones de Francia y descubrir lugares de pesca increíbles. Cada lugar es una nueva aventura, cada río o lago tiene sus propios secretos, y me gusta sumergirme de lleno, tanto en mi profesión como en mi pasión.

¿Mi pequeño placer después del trabajo? Sacar la caña de pescar y burlar las percas y lucios que observo todo el día desde las orillas. Nada supera ese momento de tranquilidad en el que la adrenalina sube con cada toque, especialmente después de un día ajetreado en el agua. Y como siempre estoy en movimiento, tener un pato en el maletero del coche me permite darle vida a mis sesiones de pesca. Me da la libertad de aventurarme en las aguas sin la molestia de un barco, manteniéndome lo más cerca posible de la naturaleza.

Ya sea para pescar un pez récord o simplemente para disfrutar de la calma del agua, cada salida es una oportunidad para probar nuevas técnicas. Y aunque esta pasión todavía es poco común entre las mujeres, estoy orgullosa de ser parte de este mundo y de demostrar que también tenemos nuestro lugar en los ríos y lagos.